miércoles, 5 de febrero de 2014

Las ruinas de Chichen Itzá

Enclavada en el corazón del Yucatán, entre las ciudades coloniales de Mérida y Valladolid,  se encuentra la más conocida de las ciudades mayas: Chichén Itza.

Las ruinas se extienden a lo largo de varios kms cuadrados.



En sus años de esplendor allá entre los años 300 y 900 d.C., decenas de miles de personas acudían a diario a este núcleo político y ceremonial que esta presidido por una imponente construcción: la pirámide consagrada al Dios serpiente Kukulcan.


Pocas experiencias resultan más fascinantes que subir sus 91 peldaños. Para no marearse es conveniente serpentear y desde su cumbre se puede observar la majestuosidad de las construcciones mayas.

Hoy nuestros arquitectos se preguntan como alcanzaron los mayas tanta perfección en aquella ciudad.
Kukulcan esconde claves temporales.

Son 4 las escaleras que tienen, cada una con 91 peldaños lo que, incluyendo la plataforma que se encuentra en la cumbre con capacidad para un centenar de personas suman 365 peldaños, los mismos que los días que tienen un año.
Además, cada cara de la pirámide tiene 52 paneles lo que representa el ciclo cósmico de los mayas, de 52 años.   Por si fuera poco, cada cara consta de 18 secciones, que equivalen a los meses del año en el calendario maya.
Y aun más, se eleva sobre 9 peldaños, que son las regiones del inframundo.

 Pero sus constructores atinaron aun mas y calibraron con la precisión de un reloj suizo hasta los últimos detalles:

En la desviación de 21 grados y 12 minutos de su cara septentrional hacia el noroeste respecto el norte astronómico se esconde el mayor de los enigmas de esta construcción:

Esa desviación provoca que con la llegada matemática de los equinoccios de primavera y otoño se produzcan sobre la pirámide una serie de efectos lumínicos soberbios que jamás fallan a su cita.

Miles de personas lo debían contemplar entonces. El fenómeno dura 3 horas.

De repente cuando el sol indica la llegada del equinoccio de primavera unos esquemas triangulares de luces y sombras se proyectan sobre la escalinata ejecutando un movimiento oscilante y ascendente.

El fenómeno lumínico no alberga dudas; da la impresión de que una serpiente repta desde la cumbre hacia el suelo lentamente. 6 meses después, con la llegada del equinoccio de otoño el proceso se repite pero a la inversa y la serpiente repta pero esta vez desde la tierra hasta la cumbre de la pirámide.


El fenómeno se repite todos los años y afirman que así será hasta al menos el año 2013, año en el que el ciclo maya finalizará.


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